Desde el nacimiento de los iconos en la historia de la Iglesia, nunca éstos han sido considerados como una mera obra artística. Antes bien, los primeros iconógrafos, trataban de plasmar con colores y pinturas lo que los Evangelios expresaban con palabras (Concilio de Nicea II). Más aún, los iconos y, en general, la cultura bizantina, es una mezcla de cultura, arte, historia, fe... que se hace vida en el corazón de los habitantes del Imperio.
Desde los Emperadores hasta el campesino más humilde, vivían la experiencia de los iconos como expresión de la fe de un pueblo que experimentaba diariamente la intervención de Dios, de la Theotokos y de los Santos en su vida cotidiana, a semejanza de como lo vivían las primeras comunidades cristianas de Jerusalén.
Toda la cultura bizantina: arquitectura, escultura, pintura, orfebrería, bordados y manuscritos, entre otros, va a estar iluminada por esa fe que impregna cada una de las actividades y de la vida misma de los habitantes del Imperio.
También se pueden observar algunas obras de especiales características que, aunque no pertenecen al arte bizantino, han sido legadas a la Fraternidad Monástica de la Paz y tienen especial valor representativo. Entre ellas podemos destacar dos litografías de principios del s. XIX en las que se representa, respectivamente, a San José y a Jesús con escenas de sus vidas, de autor desconocido. En el Monasterio de la Transfiguración podemos ver una litografía de la «Mare de Deu del Lledó», de V.Castell (1910).
También podemos contemplar una cerámica de la Madre de Dios (porcelana de Bruselas, s. XVIII), una cruz con «aguabenditera» ambas esmaltadas de la Escuela de Granada (principios s. XIX), una cruz de madera con el crucificado en porcelana (finales del s. XIX), Rostro de Cristo en bronce, obra del escultor DH.CHIPIARUS.
Salvando la confección original en esmalte, enormemente desarrollado en Georgia, el Taller de iconos del Monasterio a reproducido seis de las cruces más representativas que engloban diversos momentos de la vida de Jesús.
Esta colección que, hasta el día de hoy, reúne unos veinte iconos sobre diversos pasajes de la vida de Jesús, sobre la Madre de Dios y los Santos, es una colección de iconos modernos escritos por cristianos coptos de Egipto graduados en la Escuela de Bellas Artes de El Cairo.
Tienen la variedad de que, en lugar de estar escritos sobre madera, lo están sobre papiro auténtico y son fieles reproducciones de iconos coptos antiguos.
Una salvedad: El icono de «Cristo protegiendo al Appa Menas», copia de un icono copto del siglo IV que se conserva en el Museo de El Louvre, está escrito sobre madera y por los monjes de la Fraternidad Monástica de la Paz.